La presentación de “Nostalgias del Imbat” constituye uno de los acontecimientos literarios del año, tal el privilegiado lugar que ocupan Denise León y su poesía, en Tucumán y fronteras afuera. La editorial universitaria (Edunt) reunió la obra de León en un volumen completísimo, pensado para disfrutarlo despacio, desde la cadencia y la profundidad que los poemas proponen.
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“La poesía me ha dado entusiasmo y emoción. Ya sabemos que la felicidad dura bastante poco y es esquiva; en cambio, como decía la pintora Giorgia O’ Keefe, el entusiasmo dura más. Hay que entusiasmarse con algo. La poesía, y no sólo la poesía sino todos los libros que he leído -los permitidos y los prohibidos-, las telenovelas, las películas clase menos que Z, los documentales sobre la vida salvaje que mi hermano me obligaba a mirar, en fin, todos esos materiales me han acompañado, me han hecho algún gesto, me han conmovido”.
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Salvador Biedma y Arantxa Laise asumieron la misión de cuidar “Nostalgias del Imbat”. El libro reúne los poemarios que León viene publicando desde 2008 y agrega uno inédito: “De muerte ke no manke”. Se aprecian el trabajo de curación del material y el delicado empleo del color, un recurso minimalista y de buen gusto. En el capítulo final (Materiales dispersos) León les abre a los lectores la puerta de su intimidad. Además de algunos poemas no reunidos en libro, muestra cómo funciona su proceso de escritura -manuscritos incluidos- y expone la caligrafía en solitreo, que es uno de los sistemas de escritura para el idioma ladino. Porque en la obra de León, fruto de la tradición familiar que aflora a cada paso en “Nostalgias del Imbat”, conviven el castellano y el lenguaje judeoespañol.
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Las mujeres cargamos cosas.
Las bolsas,
el nudo
de las medias impares,
la jaula del verano,
los restos cansados
del mundo.
Cargamos
las cabezas sudorosas
y cierto registro artesanal
del tiempo:
he salido
he soñado
he corrido
tras el aire áspero y caliente
de los viernes,
tras el cielo de las bendiciones
y las preguntas
que se abren
cuando nos cubrimos
los ojos con los dedos.
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En el estudio preliminar, Adriana Kanzepolsky habla del tono melancólico y de la voz baja con la que discurren los poemas de León. Ese prólogo es una buena hoja de ruta para adentrarse en los temas, los tonos, las fuentes y las formas que los poemarios van adoptando a medida que pasan los años. Kanzepolsky llega a Tucumán para participar en la presentación del libro, tarea que compartirá con Salvador Biedma. Ambos dialogarán con la autora durante el acto programado mañana a las 19 en el auditorio de la Federación Económica (San Martín 427). Asistirán también la vicerrectora de la UNT, Mercedes Leal, y la directora de Edunt, Soledad Martínez Zuccardi. No faltará la presencia sefaradí, cuya cultura impregna el devenir de León desde niña, en este caso con música -a cargo de Pablo Santi- y de algunas exquisiteceses de esa gastronomía.
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“No sé si apunto a algún lugar. Lo que yo quisiera es que mis lectores se emocionen. Que puedan mirar lo que el poema está mirando y asentir con la cabeza, o sentir que se les pone la piel de gallina o que se les anudan las tripas. Que es lo que me pasa a mí cuando leo un poema o descubro la voz de una poeta o de un poeta de los que ya no voy a olvidarme nunca”.